La C. difficile, también conocida como clostridioides difficile, es una infección bacteriana en el colon causada por la bacteria C. difficile. Sus esporas se encuentran en entornos médicos y no médicos, lo que facilita su introducción en el colon a través de la boca o la piel. Aunque muchas personas tienen C. difficile en su colon sin enfermarse, aquellos con un microbioma intestinal vulnerable o factores de riesgo como el uso de antibióticos, residencia en entornos médicos, sistema inmunológico debilitado o edad avanzada, corren mayor riesgo de desarrollar la infección.
Los síntomas de la C. difficile incluyen diarrea, dolores estomacales, náuseas, vómitos, pérdida de apetito, hinchazón abdominal, fiebre y sangre en las heces. El diagnóstico se realiza a través de pruebas de heces y, en ocasiones, de sangre o de imagenología.
El tratamiento de la C. difficile generalmente involucra el uso de antibióticos como vancomicina, fidaxomicina o metronidazol. Sin embargo, para prevenir recurrencias, la FDA ha aprobado tratamientos basados en microbiomas orales y rectales.
Es importante observar mejoras en los síntomas dentro de los primeros tres a cinco días de tratamiento. Aquellos que experimenten recaídas deben comunicarse con su proveedor de atención médica. Para prevenir la propagación de la infección, es crucial mantener una buena higiene personal y promover una práctica adecuada de desinfección en entornos compartidos.