Tal como lo relataron a Nicole Audrey Spector
Hace unas semanas después de graduarme de la universidad, estuve involucrada en un grave accidente de tránsito. Sufrí una conmoción cerebral y una herida abierta que necesitó 16 puntos. Aunque no recuerdo el accidente, sí tuve una sensación extraña que me persiguió: mis pies estaban adormecidos.
Después de una revisión con nuestro médico familiar, me dijeron que mis pies estaban adormecidos porque mis zapatos estaban demasiado apretados. En ese momento, acepté esta explicación sin cuestionarla. No quería admitir que algo estaba mal con mi salud, especialmente a los 21 años y cuando estaba construyendo la vida exitosa que siempre había imaginado.
Cinco años después, caminando a la estación de autobuses después del trabajo, noté que mis pies estaban completamente adormecidos, a pesar de poder sentir el suelo. Al mirar hacia abajo, me di cuenta de que había perdido mis zapatos de tacón alto sin darme cuenta. Además, me sentía débil y agotada sin razón aparente.
Posteriormente, consulté a un neurólogo quien, en 1986, antes de la utilización generalizada de resonancias magnéticas, me sometió a punciones lumbares y tomografías computarizadas para obtener un diagnóstico.
Los resultados indicaron que debía renunciar a mi trabajo y regresar a vivir con mis padres, aunque no se me dio un diagnóstico definitivo. Fue mi madre quien, con expresión preocupada, me informó que sufría de esclerosis múltiple (EM), una enfermedad que desconocía pero cuya gravedad comprendí de inmediato. Decidí mantenerme fuerte por ella.
Inmediatamente, me sumergí en la información sobre la EM, buscando comprender y enfrentar este desafío. A través de diferentes recursos y organizaciones, comencé a educarme y conectarme con otros afectados.
A pesar de los tratamientos agotadores y los desafíos constantes, decidí liderar un grupo de apoyo de EM para abogar por la conciencia y la inclusión. Luché por mantener una perspectiva positiva y seguir adelante, incluso cuando mis pies y mi cuerpo no respondían como antes.
Cathy con su bastón para caminar, 2024
A lo largo de mi viaje, me he enfocado en la concienciación sobre la EM y he transformado mi experiencia en una oportunidad para ayudar a otros. Aunque los desafíos persisten y no hay cura para la EM, sigo adelante con determinación y apoyo, demostrando que la enfermedad no me define.
Si bien mis pies siguen adormecidos y enfrento otras complicaciones, cada día es una oportunidad para explorar nuevas facetas de la vida y crecer junto a mi familia y comunidad de apoyo. A través de la concienciación y la educación, estoy comprometida a seguir adelante y enfrentar la EM con valentía.
Recursos
Localizador de grupos de apoyo de EM
Este recurso educativo se preparó con el apoyo de Novartis
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